Más al sur, nuestros corresponsales desde México hasta Argentina reportan que las órdenes de inamovilidad han tenidoun efecto positivo sobre otra pandemia: la de la violencia. El Salvador ha registrado cinco días sin homicidios y desde Bogotá a Buenos Aires la criminalidad ha empezado a frenarse. La tendencia es menos acusada en México, que inició más tarde las medidas de aislamiento voluntario.
Antes de ser jefa de la corresponsalía de los Andes, Julie Turkewitz recorrió más de 320.000 kilómetros reportando desde el Oeste de Estados Unidos. Ahí, con demasiada frecuencia, su trabajo era dar cuenta de los tiroteos en las escuelas. Ahora Julie cubre el norte de Sudamérica y dice que acaba de vivir una de las experiencias más difíciles de su carrera.
Vásquez y su madre piden ayuda en el quinto hospital al que se acercaron después de que se le rompió la fuente.
Esto escribió ella desde Bogotá:
Queríamos entender cómo es dar a luz hoy en un país en donde el sistema de salud está colapsado y en donde el gobierno se niega a decir cuántas mujeres mueren cada año durante el parto.
Tuvimos que convencer a muchas mujeres que nos dejaran acompañarlas y fotografiarlas en los momentos más vulnerables de sus vidas. Tuvimos que convencer a varios médicos de que nos dejaran entrar en sus hospitales a pesar de que esto los exponía a sanciones gubernamentales.
Tuvimos que esquivar a los colectivos venezolanos, que a veces esperan en los hospitales para disuadir a pacientes y médicos de quejarse o protestar, o ahuyentar a la prensa. Pero sobre todo, tuvimos que aceptar que íbamos a presenciar momentos muy difíciles y que, como periodistas, no podríamos hacer nada para ayudar. Este sentimiento de impotencia fue muy difícil para mí y para las tres periodistas con las que trabajé.